martes, 10 de marzo de 2009

Reflexión Desdel Silencio



Para: LYNN
Desde el umbral de nuestros Corazones.

El tiempo es el maestro del camuflaje.
Te hace viento cuando en realidad eres ave.

Todos sabemos lo que somos,
Pero ignoramos lo que podemos ser.

Cuando llega el momento adecuado de decir lo mucho que una persona significa para alguien, solamente callamos. Es un defecto que poseemos la mayoría de nosotros, así como la mayoría, poseemos la orfandía voluntaria. Lo digo de esta manera porque al igual que mucha gente he tenido momentos de tristeza, de nostalgia, de dolor, de pena, de alegría, de satisfacción y entera sonrisa. No me siento autosuficiente, creo que aún me hacen falta aquellas palabras de aliento, cuando quería hacer algo y sentía que no podría lograrlo. Aquella sonrisa que se pegaba a mi tristeza y me obligaba a sonreír aun por la fuerza. Aquel abrazo que jamás me hizo daño, sino más bien, que llenaba algunos vacíos que mi corazón necesitaba. Aquellas palabras que aún pronunciadas a destiempo, podían endulzarte el día de una manera mejor.
Cuando se es adolescente, hay muchas cosas que nadie más entiende. Hay cosas que quisiéramos que fuesen sólo nuestras y las guardamos muy en el fondo de nuestros pensamientos. Deseamos muchas cosas, así como detestamos otras tantas.
Se ríe de cualquier cosa, se llora hasta de tonterías. Se discuten muchas veces, por cosas totalmente estúpidas e innecesarias.
Todo cambia con el tiempo y estoy segura de ello. Con el tiempo podemos olvidar nuestros errores, nuestros conflictos, nuestras acciones y todo eso; pero estoy segura de que jamás podremos, con el tiempo, olvidar nuestros mejores momentos.
Me he dado cuenta de que hay momentos en los cuales me vuelvo insoportable. Momentos en los cuales no valoro nada ni a nadie. Existen otros momentos en los cuales necesito de las palabras de papá, de los abrazos de mamá y de la inocencia de mi hermana. Hay cosas tan pequeñas en nuestras vidas que muchas veces dejamos pasar inadvertidas, pequeñas cosas que parecen insignificantes, pero que después de todo necesitamos de corazón.
¿A qué se debe esta reflexión? Quizá se deba al mismo hecho de que en algunos momentos recuerde muchas cosas de mi vida, de mi juventud, de mi comportamiento de niña. Me llenan de nostalgia los vacíos irreemplazables que han ido dejando las personas que yo sentía importantes. La vida no está hecha para las personas tontas, no está hecha para las personas cobardes. La vida está hecha sólo para aquellas personas que tienen el valor de arriesgarse a vivir, a compartir cada momento, a valorarlo, a comprenderlo y por último a amarlo. Amar cada momento, de acierto o desacierto, con el único fin de comprender que sólo tiene derecho a morir quien ha vivido plenamente y que todo camino es bueno si se tiene un norte fijo a donde llegar.
Muchas personas han dejado en mí un vacío que quizá jamás podré llenar. Personas muy queridas, amigas entrañables que han sabido regalarme una sonrisa cuando estaba a punto de llorar. Amigas que supieron prestarme sus hombros cuando me necesitaba desahogar ¡Cuando realmente lo necesitaba!
Lynn ya no está. Es algo que en su momento no he querido comprender. Siempre pensé que las personas buenas deberían tener una estadía más prolongada en la tierra. Me equivoqué. Me equivoqué, porque las personas buenas son las que precisamente merecen vivir en el cielo, son las que tienen su eterna estadía no en la tierra sino, en el corazón de las personas. Ahora lo entiendo, aunque lloré mucho por perder una amiga, ahora lo entiendo. Pensé que tenía que reclamarle por haberse ido sin despedir, sin comprender en su momento que aun así, ella me enseñaba que debo estar pendiente de todo, para no arrepentirme a último instante de no haber hecho lo que en su momento debí de hacer.
He reflexionado mucho y he empezado a mejorar mis pensamientos, mis acciones, mis momentos. Después de todo lo ocurrido, logré comprender al fin que la vida de las personas está cocida con pequeños retazos de momentos que muchas veces se hacen inolvidables.
Lloro, cada vez que aparecen ante mis ojos los días veintiuno en el calendario. Lloro, no porque me sienta culpable o hipócrita por lo sucedido, ¡No! Quizá mi llanto se deba, más que todo, al hecho de pensar que nadie está libre de nada en este juego de azar. La vida es así. Jamás le he pedido a Dios que llene de sueños a una amiga en mis brazos, pero lo hizo y yo se lo agradezco. Aunque me sentí impotente en esos momentos, aunque la desesperación se había apoderado de mí, aunque el dolor carcomía mis entrañas, sé que de alguna manera, estuvimos junto a ella las personas que realmente la queríamos y la sentíamos con sinceridad. Octubre, jamás volverá a ser igual, no habrá una fecha especial que celebrar. Aunque comprendamos que las personas nacen para morir, siento que la muerte no está al término de la vida, sino más bien, al comienzo del olvido. Las amigas verdaderas jamás olvidaremos los momentos de alegría, de comprensión, de confianza y hasta de complicidad que logramos forjar día a día, momento a momento, recuerdo a recuerdo, con alguien que físicamente no estará más, pero que vivirá por siempre en nuestros corazones. ¡FUERA DOLOR! Es la frase que más recuerdo de este año camaleón. Sé, amiga mía, que aunque habías dejado de ser una niña, aún soñabas con príncipes y dragones, con castillos medievales, con hadas madrina y carruajes, con trajes de princesa y mágicos bailes.
Lynn, jamás olvidaremos tu presencia, porque las grandes personas dejan huellas y tú has dejado un estigma indeleble en nuestro corazón. Siempre seremos princesas sonrientes y soñadoras. Esperaremos incansables, como tú decías, un príncipe azul que jamás se destiña.
Sin ti, nada volverá a ser igual, lo sé; pero, aun así, sé que tu presencia nos dará la fuerza suficiente para no darnos por vencidas en la dura batalla por la vida.
Amiga mía, mis lágrimas ahora son de infinito perdón. Me resigno al pensar que lo tuyo no pasa de ser sólo un sueño largo al cual nos iremos sumando, uno a uno, los seres que realmente te queremos.
No me siento sola, sé que tu compañía estará junto a mí para siempre. No me siento sola nunca más.
He visto llorar a tus padres y aunque sé que es muy doloroso estar en la condición de ellos, quisiera que los ayudes a aceptar la decisión de Dios, que entiendan que cuando Dios extiende los brazos, hay personas que sienten la necesidad de abrazarlo. Ayúdales a entender que no los has dejado y que tu amor por ellos ha sido el más puro y el más sano.
Discúlpame si esta vez no lloro como lo hice después de agosto. Es que he aprendido que el llanto no tiene lugar en momentos como este, cuando debemos regalarte sonrisas y alegrías que, seguramente, esperas con anhelo cada cielo al despertar.
Lynn, hoy es navidad y he querido regalarte este nuevo nacimiento, un día azul de contento y unos copitos de nieve de felicidad. Somos amigas, siempre lo seremos aunque el tiempo decida nuestros últimos minutos, hasta el último momento.


Las despedidas
Son aves que se van
En busca de un verano
A orillas del mar.

Espacios de silencio
Entre una tonada y la soledad.

Son pañuelos blancos
Que se agitan imperecederos
A cada lado de las distancias
El uno en los ojos…
El otro, en el corazón.

¡FUERA DOLOR! Para dar comienzo a un nuevo tiempo lleno de felicidad y perdón.