lunes, 15 de noviembre de 2010

Monólogo

A veces cuando despierto, me detengo un minuto en ese tiempo y trato de recordar algo que vaya acorde al minuto dejado atrás.
Trato de ser diferente y de esculpir, a manos llenas, un día mejor del que dejé pasar.
Busco en todo ese silencio acumulado en horas de trajin y años de soledad, y trato de hallar algo que quizá nunca he tenido ni lo volvere a tener.
Muchas veces el solo hecho de abrir los ojos a este presente me hace olvidar que el futuro no es más que una palabra, un pensamiento, un despues que quizá, nunca llegaremos a conocer.
Sí, despierto parado a la mitad de tus ojos y sin embargo me deshace el silencio de tu mirar. Un silencio que se ha hecho cada vez algo más grande que el odio de las generaciones olvidadas.
Pudiera, de cuando en vez, olvidarme de la luz que anuncia eld esperatr de las mañanas; mas el fragor de una nueva aventura deshace todos mis presentes amnesicos y solo me quedo de pie frente al espejo de mis propios ojos.
Se que he sido un mal individuo, alguien que no comprende nada que no sea uno mismo.
Sé que he sido un falso profeta, un unicornio deskornado que no hace mas que frustrar las fantasias.
El mundo es como es y nosotros debemos adecuarnos a todas sus formas. Es difícil al principio, pero luego vas adquiriendo vuelo y terminas por despegarte de la gbravedad que no te dejaba ser libre. Todos somos aves que nos hemos olvidado de volar o que no aprendemos todavía.
El cielo nos pertenece por herencia, por convicción, por derecho.
Siempre he pensado cosas así y hoy que me miro desde mi propio yo, me he dado cuenta que sigo siendo el mismo.