martes, 2 de febrero de 2010

GÉNESIS DE LO ABSURDO

El amor tiene siempre un idioma diferente a la realidad.

Los problemas como siempre habían hecho que Roberto vuelva a frecuentar la casa de citas, los bares inmundos y aquellas trasnochadas que su mujer jamás le había perdonado.
Un día, al entrar en la habitación, se detuvo frente al espejo, para contemplar el paso de los años en su rostro. Dio un largo suspiro y se dirigió meditabundo hacia la cama. No era el mismo de las noches pasadas. Su mirada parecía más triste y perdida y su aspecto era totalmente exánime. Ella por su parte, lo miró con una compasión infinita. Nunca le dijo nada. Escuchó las quejas de Roberto toda la noche. Apartaba los labios cada vez que intentaba besarla, y en cambio, le acariciaba los cabellos mientras él, recorría con sus manos, sus endurecidos senos y el resto de su moreno cuerpo. Sabía que sería la última vez que lo vería, mientras contemplaba en su rostro los síntomas de un millón de suicidios frustrados.
Al besar la mañana, Roberto, todavía trató de decir algo; pero ella, le hizo un gesto de silencio y con toda la amabilidad del mundo, mientras le abría la puerta le dijo: no te preocupes por nada, papá, esta vez corre por mi cuenta.
Ambos sonrieron y se despidieron para siempre.