jueves, 2 de octubre de 2008


Pienso mucho en la muerte, demasiado.
Siete veces al día, ¡un espanto!
Pensar menos, imposible.
No soy útil regateando
Como lo haces tú, en el mercado.

Mis monedas de oro
Van a parar al lago, ¡siempre!
Intentan comprar deseos
¡Qué más queda?

Son cuatro veces frías
Entre el desayuno y la cena
Y tres veces tibias
Mientras descifro los sueños.

Pienso mucho en la muerte
Demasiado…
No lo suficiente.

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